De manera silenciosa, Apple introdujo en el mundo de los iDevices una importante (y bastante imprevista para detractores y fans, inclusive) novedad en la lucha contra la obsolescencia programada: la posibilidad de que dispositivos que ya no puedan contar con la última versión de iOS, como lo es el iPod Touch 4G, siendo aun vendido en el Argentina y otros países o el popular iPhone 3GS, que se estuvo vendiendo hasta hace poco en Norteamérica, tengan la posibilidad de descargar la última versión de una aplicación compatible con el aparato a modo de permitir la descarga de aplicaciones cuasi esenciales como WhatsApp, Facebook, Twitter, entre otros, que en muchos casos no se pueden descargar desde el App Store porque ya se encuentran adaptadas a novedades que requieren de un sistema operativo superior y por consiguiente no pueden ser ejecutadas en estos.
De esta manera la empresa de Cupertino le da un respiro de aire fresco a los cientos de miles de usuarios, que por distintas razones, no han decidido (o podido) renovar su smartphone, manteniéndolos dentro del sistema y evitando que se vayan a otros sistemas.